¿Qué es la Puericultura?

Etimológicamente, la palabra puericultura proviene del latín puer-pueris que significa “niño/a” y cultura que se traduce como “cultivo, cuidado”. 

La puericultura se define entonces como la crianza y cuidado de la infancia durante los primeros años de la vida y abarca aquellos conocimientos y prácticas que permiten a las familias, cuidadores, profesionales e instituciones, brindar óptimas condiciones para el crecimiento en salud y bienestar.

En nuestro país, la puericultura surge a fines del siglo XIX como una rama de la pediatría especializada en la crianza, conocida como “la ciencia o el arte de criar niños” con un objetivo claro: reducir los elevados índices de mortalidad infantil de la época. Médicos puericultores, hombres, se dedicaron a escribir manuales prácticos con indicaciones muy precisas del “buen criar” y de la “buena madre “.

Las visitadoras de higiene, fueron las encargadas de transmitir y educar a las madres sobre el cuidado adecuado de sus bebés durante el embarazo y los primeros años de la vida en temas referidos a la higiene y alimentación infantil, temas centrales de la puericultura de la época.

En la ciudad de Córdoba, en el año 1932, se inaugura el “Instituto de Maternidad” dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y diez años después se crea la “Escuela de Puericultura” -transformada posteriormente en “Instituto de Puericultura”- que funcionó como una dependencia anexa a la Cátedra de Clínica Obstétrica de la carrera de Medicina, convirtiéndose en la ciudad pionera en temas referidos al cuidados de la primera infancia y puericultura.

En la actualidad y gracias a profundos cambios sociales, culturales y de políticas sanitarias, la puericultura resurge como campo de saberes específicos acerca de la lactancia humana, el desarrollo integral infantil saludable y la importancia del ambiente social, cultural y psicoafectivo de un individuo desde la gestación hasta los primeros años de su vida.

A través de la historia, nuestro rol se fue transformando hacia nuevos modos de acompañamiento, dejando atrás aquella figura de “educadora de madres” que éramos en sus orígenes y convirtiéndonos en un eslabón esencial en la cadena de cuidados y acompañamiento de mujeres, personas gestantes y familias en esta etapa tan trascendental de la vida.

En Primal, apostamos a una formación donde las puericultoras puedan llevar adelante un acompañamiento desde la escucha activa, afectiva y empática y desde el cuidado y respeto por las decisiones de crianza de cada familia. Consideramos necesario poder brindar información clara, oportuna y actualizada sobre lactancia humana y crianza y trabajar con un fuerte compromiso social ya que, desde nuestra mirada, es imposible concebir la puericultura desvinculada de la realidad en la que concebimos, gestamos, parimos y criamos. 

A su vez, nos resulta imprescindible llevar adelante un proceso consciente de autoconocimiento, ya que de esta manera, nos permite desplegar estrategias comunicativas y vinculares para que cada familia pueda conectar con sus propios deseos y posibilidades, habilitarse a decidir autónomamente y convertirse en protagonistas de sus propios procesos,

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